En el Renacimiento, los monjes y las religiosas utilizaban el papel que recortaban de los bordes dorados de los libros para crear filigranas baratas, simulando a las de oro, para adornar las figuras sacras.
Más tarde, en el siglo XVIII y XIX el quilling se convirtió en cosa de señoritas educadas en colegios femeninos .
Tras un tiempo en que cayó casi en la extinción, ahora asoma de nuevo con timidez.
En internet encontrareis un montón de ejemplos para todo los gustos, pero me voy a centrar en el trabajo de la ya citada Yulia Brodskaya que es una de esas herederas que han sabido renovar el quilling.
Esta diseñadora gráfica nació en Rusia (Moscú), se trasladó al Reino Unido en 2004, interesada en diversas prácticas creativas que van desde textiles pintura, papiroflexia y collage además de las prácticas tradicionales de Bellas Artes. Después de sus estudios en Comunicación Gráfica (2006, Universidad de Hertfordshire) ha experimentado las manera de reunir todas las cosas que le gustan: la tipografía, el papel,elaborando impresionantes trabajos a mano.
Algunas de sus obras:
Espero que os haya gustado y
Fuentes: Trasdós, fotografías enlazadas.
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