En el momento en que los campos se cubrían de rojo, mi abuelo y yo corríamos a coger tan preciado tesoro para luego llevarle la mustia ofrenda a mi madre como si de diamantes se tratase.
Hay que reconocer que son preciosas, con sus petalos que parecen papel de seda.
Y en Fichaté no podían faltar:
Y esta última, mi preferida, es del Mago de Oz
¡Que paséis un estupendo fin de semana!
3 comentarios:
Me encanta tu blog GRACIAS
Yo también recuerdo cuando ibamos a la sierra en primavera y todo el campo estaba lleno de amapolas y la desilusión al coger el ramo y tratar de trasladar ese colorido a casa que rápidamente se marchitaba... preciosos.
Mi recuerdo de cuando era mas joven son muy parecidos gracias por recordarmelo...
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