martes, 9 de agosto de 2011

Mandalas

Hoy me he levantado con ganas de encontrar algo bello, algo que me sacara una sonrisa y me hiciese sentir bien, para luego escribirlo en este post, llevo dos días teniendo pesadillas y estoy un poco cansada, por lo que toca contratacar con algo bonito. Y he encontrado un blog con un post que me ha llegado mucho, el post "El mandala y el viento" el blog "Manual para despabilarse".



Mi abuela falleció en febrero de este año y la hecho mucho de menos, ha sido uno de los mayores ejemplos que he tenido por su gran fortaleza y ganas de vivir, hace ya algún tiempo empezó con un poco de demencia y los mandalas llegaron a mi vida, encontré varios libros sobre el uso terapéutico en ancianos de colorear mandalas, y eso hizo durante un tiempo, le gustaba y se le veía mejor.




Mandala viene del sánscrito, la lengua clásica de la India, y significa "diagrama". Son representaciones simbólicas, complejas, del universo (macrocosmos) y de lo individual (microcosmos). El mandala es un intento terapeútico,  a través del arte , de expresar un orden dentro del caos.


En el budismo tibetano se acostumbra a diseñar mandalas con arenas de colores.
En los pocos monasterios que están quedando en el Tíbet, los monjes se pasan meses diseñando un mandala.
Primero trazan las líneas, el borrador, y después con mucho cuidado y paciencia, meditando, van poniendo la arena de colores.


Una vez que el mandala está terminado viene lo interesante: Todos los monjes se reúnen en un día de celebración, y a los 3500 metros de altura donde el monasterio está enclavado, se procede a abrir puertas y ventanas. Entonces el salvaje viento del Himalaya penetra impetuoso por todos los rincones llevándose en segundos la arena de colores , el mandala, y el largo trabajo.

En la sociedad en que vivimos, todo lo que hacemos tiene que tener un objetivo, vamos consiguiendo una serie de metas que nos imponemos y si no las conseguimos hablamos de fracaso.
Pero el día menos esperado llegará un ráfaga de viento y se lo llevará todo. Y ahí entenderemos que lo importante no era el premio al final del camino, sino el camino mismo, y silbar suavemente durante su trayecto.
Fuente: Manual para despabilarse

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me a encantado tanto que me he emocionado

Ana dijo...

Precioso! La verdad es que habría que hacer mandalas de vez en cuando...

Anónimo dijo...

hermoso y muy emotivo, gracias, a mí también me ayudó